Ya estamos de vuelta tras casi dos semanas de "vacaciones".
Hemos estado ultimando los detalles del viaje a Barcelona, pues aunque aun nos quedan bastantes días para marcharnos, queremos que el primer viaje oficial de nuestra patata salga redondo.
Entre medias, nos hemos permitido el lujo de escabullirnos del bullicio que anegaba Madrid con los festejos previos a la final del mundial, con la consecuente huida a un tranquilo rincón de la sierra. El encuentro lo vimos en casa, como unos señores, y a la calle nos lanzamos, junto a cientos de miles de personas, para dar la bienvenida a los jugadores de la selección.
Hoy no me extiendo mucho (el calor, la culpa la tiene el calor) pero no me quería ir sin recomendar dos de las visitas obligadas en la capital durante el verano: el Museo Reina Sofía y el Círculo de Bellas Artes. Ambos han favorecido a ocupar nuestro tiempo durante este tiempo.
Al primero nos condujo la exposición Manhattan, uso mixto en la que encontramos desde instantáneas realmente buenas, hasta simples fotos que se dejan empapar de la pasada fama de su artífice. Pero sea cual sea la excusa que nos conduzca al interior de la famosa pinacoteca, no debemos olvidar que se trata del escenario en el que descansan obras de la talla del Guernica de Picasso, o la Muchacha en la ventana de Dalí.
Al segundo llegamos de la mano del fantástico Woody Allen, gracias a la muestra cinematográfica New Hollywood, que el pasado miércoles proyectaba el filme Manhattan. Tras la película, y el euro de rigor, subimos a la terraza, desde donde pudimos disfrutar de unas inigualables vistas de la ciudad anocheciendo. Por último cerramos el día visitando la recién inaugurada exposición de Robert Capa testificando escenas de guerra.
En definitiva, hemos tenido unos días de lo más neoyorkinos :)
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